Satanás es el ángel
caído y convicto sempiterno que quiso ser semejante a Dios, representando a la
arrogancia sublime. Es el príncipe de las tinieblas, el dios de este siglo, el
tentador, el enemigo de la redención y de la felicidad. Es particularmente
mentiroso y calumniador. Pretende destruir al rebaño del Salvador enfriando la
iglesia con falsas enseñanzas, sugerencias y convicciones y saturándola con la
corrupción de la modernidad y el libertinaje. La codicia, la sensualidad, la
calumnia, la envidia, la vanidad, la ira, la mentira, la arrogancia, la necedad
y el paganismo, son sus principales armas para intentar perforar y desviar a
los redimidos por la sangre preciosa. Satanás y sus secuaces y seguidores serán
arrojados al lago de fuego por siempre. El que no se arrepiente de su estado
pecaminoso y acepta a Jesucristo como su Señor y Salvador es un súbdito devoto
de Satanás. Todo o nada. El diablo y los ángeles caídos están irremediablemente
condenados. Y si bien el maligno posee un poder limitado es posible que devore
a los que se desmarcaron de la santa cruz. Tres son los enemigos del alma
humana: el diablo, la carne y el mundo.
Ezequiel 28:12-19;
Isaías 14: 11-14; 2 Corintios 4:4; 1 Juan 4:4; 1
Pedro 5:8
EVANGÉLICO SOY
twitter.com/evangelico_soy
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