La muerte es la separación
del alma del cuerpo. Para cada alma hay un solo cuerpo, y para cada cuerpo un
nacimiento, una defunción. Somos únicos e irrepetibles. Ningún ser humano es
igual a otro. La expiración fue un resultado del pecado adánico. Con la muerte
se terminan todas las posibilidades de redención o restauración. Por mientras
respires los brazos de Jesús están abiertos. El cielo y el infierno son las
únicas moradas definitivas. No hay más. Tu cuerpo vuelve al polvo y tu alma
inmortal parte al más allá. La tumba es el portal a la eternidad. El rapto de
la iglesia matará a la muerte y habrá una resurrección para la vida y otra para
le muerte. La gran diferencia está entre morir redimido por la sangre preciosa y en morir sin Cristo en el alma. El que está muerto nada puede hacer.
Hebreos 9:27; Juan
5:29; Lucas 23:43
EVANGÉLICO SOY
twitter.com/evangelico_soy
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