El amor o poder de Dios
es tan extraordinario y sublime que puede resucitar a un muerto, y obviamente
sanará a un enfermo. Hemos perdido la fe de la iglesia primitiva y el hospital
está repleto de creyentes. El poder sanador de Cristo no se ha marchado, nunca
lo hace. “Y la oración de fe sanará al enfermo”. Cuando la enfermedad también
es un demonio actúa el poder sanador y liberador de Dios. En otros casos el
instrumento es el médico. La sanidad divina está vigente y presente al que cree
en su Palabra.
Mateo 8:16; Isaías
53:4-5; Marcos 6:13; Santiago 5:13-17; Lucas 7:21-22
EVANGÉLICO SOY
twitter.com/evangelico_soy
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